Redes de Tutoría, México

3 noviembre, 2016

Las Redes de Tutoría son el núcleo de una propuesta pedagógica que promueve el aprendizaje profundo partiendo del interés genuino de quienes aprenden y enseñan, a través de una metodología dialógica que fomenta una relación más personalizada y horizontal entre maestros y alumnos. Su implementación como eje en políticas de mejora masiva de escuelas secundarias en contextos de alta vulnerabilidad arrojó resultados excelentes y atrajo la atención de académicos y funcionarios de varios países del mundo [1].

Redes de Tutoría es una propuesta pedagógica basada en la importancia del interés genuino y del diálogo para el logro del aprendizaje profundo y significativo. A través de una metodología concreta y fácil de replicar, propone un cambio en la relación entre quienes enseñan y quienes aprenden —ya sea entre alumnos, entre ellos y el docente o entre docentes, padres o incluso equipos de gestión escolares o gubernamentales— hacia un modelo más horizontal, donde la autoridad impuesta pierde fuerza ante la motivación auténtica como justificación para el aprendizaje.

La metodología propuesta puede resumirse en los siguientes pasos:

˗          La relación tutora parte del interés del alumno por conocer. Para ello, el maestro o tutor propone temas de la currícula oficial que domina y que le interesan a sus alumnos, para que cada uno de ellos elija el que más le interese para investigarlo de forma individual.[2]

˗          Durante el proceso de investigación, el tutor acompaña al tutorado a través de una relación dialógica semejante a la mayéutica socrática, buscando guiarlo en el camino de encontrar sus propias respuestas y profundizar allí donde sea más necesario e interesante para él o ella.

˗          Una vez que el tutorado termina su proceso de aprendizaje, prepara una presentación para el resto de sus compañeros que abarca tanto lo que aprendió como la forma en que lo hizo.

˗          Tutor y tutorado realizan un registro escrito del proceso, con especial énfasis en registrar las comprensiones parciales y los hitos del proceso de pensamiento que permitió construir el conocimiento. Esto ocurre durante todo el proceso de tutoría, no necesariamente al final.

Después de ello, el alumno puede optar por convertirse en tutor de otros estudiantes interesados en aprender ese tema que ahora domina.

Foto: Asociación Civil Aprender con Interés

Foto: Asociación Civil Aprender con Interés

Así, la relación tutora hace posible un aprendizaje con mayor sentido (dado que parte del interés de quienes enseñan y aprenden) y más profundo (ya que el estudiante explora un tema por vez con el apoyo de otro experto); y ofrece una oportunidad única para consolidarlo y enriquecerlo: la de tener que transmitirlo a otros interesados genuinamente en el tema. A su vez, uno de los mayores potenciales de Redes de Tutoría es que permite el desarrollo de competencias para el aprendizaje autónomo: comprensión lectora, resolución de problemas, metacognición, entre otras. En ese sentido, los estudiantes están mucho mayor preparados para enfrentar cualquier desafío de aprendizaje, pese a no haber sido preparados necesariamente en un contenido específico.

Redes de Tutoría surgió en México en 1996 cuando Gabriel Cámara, Doctor en Educación por la Universidad de Harvard, fue convocado junto a su equipo de la Asociación Civil Aprender con Interés por el Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE) para diseñar una propuesta de educación secundaria para jóvenes de contextos rurales, que sería implementada no por maestros sino por jóvenes egresados del nivel secundario superior, en escuelas post-primarias.

El equipo entendió que debía pensar en una educación “que entusiasmara a la gente que no tenía motivaciones para avanzar en su camino” y creó las redes de tutoría, que, en sus palabras, “no son ninguna panacea; por el contrario, su ventaja es la sencillez de que se basa en el modo natural de aprender, en algo que necesitamos todos para aprender: este contacto personal, humano, basado en el interés auténtico”.

Foto: Asociación Civil Aprender con Interés

Foto: Asociación Civil Aprender con Interés

El desafío se reeditó cuando, en 2009, Cámara y sus colegas fueron convocados por el equipo que diseñó el Programa Emergente para la Mejora del Logro Escolar (PEMLE), cuya principal población objetivo fueron las telesecundarias[3], que presentaban los resultados de desempeño más bajos de todos los tipos de escuelas medias. La construcción de redes de tutoría fue el eje central del PEMLE y de su sucesora, la EIMLE (Estrategia Integral para la Mejora del Logro Educativo), que alcanzó a 9.000 escuelas. A partir de ello, las telesecundarias mejoraron sus resultados de desempeño más que el resto de las modalidades de educación secundaria, superando a las escuelas técnicas y a las escuelas comunes sostenidas por el Estado (Azuma, s.f.).

Entre otros, destaca el caso de una telesecundaria del municipio de Lagos de Moreno (Jalisco, México), que pasó de estar, en 2010, entre los últimos lugares de la región (en términos de los resultados de desempeño de sus alumnos en la evaluación ENLACE) a obtener el primer lugar a nivel municipal, uno de los primeros a nivel estatal, y logró superar el promedio nacional en la mayoría de los grados en las tres asignaturas evaluadas en 2012 (Hernández Espinosa y Christiani, 2013). “El logro fue tal que vinieron de la televisión a conocer la escuela. El secreto fue reducir la cantidad de temas, permitir que los alumnos buscaran solos los temas que les convenía ver para la prueba y los estudiaran en profundidad con la pequeña práctica del estudio independiente,” cuenta Cámara. En efecto, Redes de Tutoría logró que las escuelas telesecundarias mexicanas superaran a las otras modalidades de nivel medio en resultados educativos, revirtiendo una desigualdad histórica[4].

En ambos casos (CONAFE y PEMLE/EIMLE), la implementación se dio a través de capacitaciones iniciales durante los períodos de planificación del año escolar, que fueron llevadas a la práctica como tutorías, buscando que los docentes aprendieran haciendo. “Algo que funcionó desde que comenzamos en el CONAFE fue no separar diseño de ejecución”, explica Cámara. “Capacitamos usando la relación tutora. Entendíamos que no podíamos pedir a los docentes que lo hicieran así si no lo hacíamos nosotros con ellos”. También se incorporaron asistentes técnico-pedagógicos que acompañaron a los docentes en sus primeros pasos con redes de tutoría. Además, cuando se hizo necesario escalar masivamente, se elaboraron y distribuyeron materiales escritos con guías para la práctica correcta de la relación tutora.

Foto: Asociación Civil Aprender con Interés

Foto: Asociación Civil Aprender con Interés

Al llegar al sistema educativo, la apuesta de las redes de tutoría por el aprendizaje en profundidad se choca con los lineamientos curriculares oficiales, que contemplan el abordaje de muchos más temas con una secuenciación pautada y con una profundidad menor. Para sortearlo, tanto en el caso del CONAFE como del PEMLE/EIMLE  se optó por trabajar solo algunos temas en profundidad, que fueron seleccionados de la currícula oficial por ser considerados temas imprescindibles que se conectarían con otros secundarios al ser abordados en profundidad mediante las tutorías.

A la hora de identificar los factores de éxito de las redes de tutoría, Cámara destaca tres rasgos. En primer lugar, sostiene, “es algo real, tan real que se exporta; se puede vivir, se puede visitar; está sucediendo ahora y está cambiando la experiencia de aprendizaje de muchas personas”. En segundo lugar, explica que “es algo que los maestros aceptan y eso es un componente central de cualquier reforma educativa. La clave está en que la capacitación, al ser por tutorías, pregunta a los maestros cuáles son los temas en los que quieren capacitarse. Es la primera vez que muchos sienten que se responde a su interés genuino”. Por último, destaca que “tiene resultados”, explicando que “establecer una relación personal tiene la ventaja de que te aseguras de que hay un interés por aprender, se impide cualquier pretensión de saber cuando no sabes; y esto asegura siempre el aprendizaje”. Estos tres elementos, sostiene Cámara, se condensan en la idea de la sencillez: “Es algo muy simple. Es lo que hace un padre con sus hijos, pero aplicado a gran escala”.

Además de los resultados cuantitativos, la propuesta incide en la mejora del ambiente de aprendizaje en el aula, permitiendo una mayor tolerancia al error o la ignorancia (que comienzan a funcionar como puntos de partida para la ayuda); una mayor personalización del apoyo y la enseñanza; un aumento de la solidaridad cotidiana en el aula; y una mejora del sentido de la experiencia escolar, dado que “la ganancia humana de lograr aprender es inmediata, no una promesa, y con ello se recupera el sentido de la asistencia a la escuela” (López Salmorán, 2016, p. 20).

Además, cabe destacar que la propuesta de redes de tutoría ha llamado la atención de académicos, implementadores y funcionarios de varios países, entre ellos, la del equipo de la fundación Educación 2020, de Chile, que está liderando la implementación en ese país, desarrollando un programa que apunta a llevar Redes de Tutoría a 50 escuelas, sistematizando y evaluando la experiencia para sugerir aprendizajes para la política pública. También ha despertado interés en el equipo de investigación de Richard Elmore, especialista en cambio educativo mundialmente reconocido, quien experimentó por sí mismo la relación tutora y se refiere a ella como parte del “futuro del aprendizaje” (Elmore, 2016). El volumen de informes y trabajos académicos sobre las redes de tutoría (todos centralizados aquí) es llamativo y habla de la potencia de la propuesta, y sobre todo, de todo lo que los sistemas educativos de la región tienen por aprender de ella.

Referencias

Azuma, A. (s.f.). Avances y logros de la telesecundaria en México. S.d.

Elmore, R. (2016). Reflections on the Role of Tutoria in the Future of Learning. Disponible en: http://aprenderconinteres.org/pdfs/Elmore_GuanajuatoReflections.pdf

Hernández Espinosa, V. y Christiani, N. (2013). Telesecundaria Luis Moreno Pérez: un cambio a gran escala.

López Salmorán, D. (2016). La relación tutora y la mejora del aprendizaje. Revista Red: Cubo de Ensayo. Enero-abril.

Para continuar explorando

Cámara, G. (2006). Enseñar y aprender con interés: logros y testimonios en escuelas públicas. México: Siglo XXI.

Cámara, G. (2008). Otra educación básica es posible. México: Siglo XXI.

Documental “Maravillas” sobre las Redes de Tutoría en las escuelas telesecundarias: http://documentalmaravillas.com/

UNICEF. (2015). El aprendizaje bajo la lupa: Nuevas perspectivas para América Latina y el Caribe. Disponible en:  http://www.unicef.org/lac/UNICEF_Aprendizaje_bajo_la_lupa_nov2015(1).pdf

 

[1] Agradecemos los aportes de Gabriel Cámara de la Asociación Civil Aprender con Interés en el proceso de elaboración de este caso.

[2] Cabe señalar que la relación tutora no se da necesariamente entre docente y alumno. El rol de tutor y tutorado puede ser asumido por cualquier persona más allá de su función dentro o fuera de la escuela.

[3] Escuelas ubicadas en entornos rurales aislados, donde parte de los contenidos curriculares son transmitidos por vía de la televisión.

[4] Entre 2006 y 2013, el porcentaje de alumnos de 1ero a 3er año con resultados “buenos” y “excelentes” en la evaluación ENLACE de Español pasó de 5,4 a 19,5. En la modalidad secundaria general el cambio fue de 14,4 a 16,9, y en la técnica de 13,6 a 17,4.

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